RESEÑA, VOZ

Uno de los estilos con los que más disfruto son las distopías. Es increíble lo imaginativas que son algunas personas para ponernos en situaciones extremas. Aunque este, mal que nos pese, no es tan estrafalario ni tan imposible, que lo acontecido en esta novela se transforme en realidad, porque de hecho ya ha sucedido y lo más triste, está pasando en este mismo momento. Hoy le toca a “Voz” una obra de la escritora Christina Dalcher.

“Cien al día. Ni una más. Esa es la cifra de palabras que la neurolingüista Jean McClellan y el resto de mujeres tienen derecho a pronunciar cada día. Una sola palabra por encima de esa cifra y cientos de voltios de electricidad recorrerán las venas de cualquier mujer que se atreva a sobrepasarla. Ese es el mandato del nuevo gobierno. Las mujeres no pueden escribir, los libros les han sido prohibidos, sus cuentas bancarias han sido transferidas al hombre de la familia más cercano y se han suprimido todos los empleos para las mujeres.”

En verdad no es cierto que la mujer en esta historia no tenga un trabajo, de hecho tiene uno “de increíble responsabilidad e importancia. Es la guardiana del hogar, divinamente nombrada. Su posición como esposa y madre y como ángel del hogar es la más sagrada”. Ahí queda eso. Retrocedemos en el tiempo para colocar a las mujeres como un apéndice del hombre, que prepara la comida con una sonrisa por la mañana y se levanta el camisón con complacencia para su marido por las noches. Lo más increíble es que esto aconteció no hace tanto en nuestro país, donde las mujeres pasaban de ser propiedad de los padres para ser después de los maridos, sin poder decidir en ningún momento su destino. Y lo que más terror me provoca es que eso mismo pueda volver a suceder y que todos los hogares sean pequeñas prisiones y en su interior haya celdas en forma de cocinas, lavaderos y dormitorios.

A pesar de que la trama no me resulte del todo singular, sino que sea una adaptación para los fines del libro de una triste realidad, lo que me ha parecido curioso es el modo de presentarlo, al quitarles la voz a las mujeres a través de un aparato que te cuenta las palabras. Y si te pasas de ellas, pobre de ti. Todas aquellas que sean madres imagínense a sus propias hijas con dos añitos y una pulsera que le dice que no puede decir más de cien palabras, al final serán ellas mismas las que no dirán una sola, sin coacción, porque se les ha entrenado para ello. Se le ponen a uno los pelos de punta.

La parte negativa podríamos encontrarla en la sensación que me ha dado de que existe una desconexión, mínima, cabe decir, entre algunas de las partes de la trama como que en el desarrollo de la misma se produce un pequeño cortocircuito y no encajan las piezas. Por otro lado creo que es algo repetitivo con respecto a algunas ideas o situaciones que la protagonista va recordando una y otra vez y otra vez. Y, por supuesto, puede que a algunas personas les resulte demasiado exagerado, pero recuerden que es una ficción recreada por una escritora pero que a pesar de ello en la realidad, nos encontramos con situaciones en el que las mujeres son meros accesorios del hombre y no tienen ni voz ni voto.

Siguiendo la línea de “El cuento de la criada” en las que las mujeres son excluidas de las esferas públicas y se supeditan a los intereses de los hombres, Dalcher ha creado una historia interesante, poniendo de relieve, de manera novelizada, las circunstancias en las que viven muchas mujeres a las que se les ha silenciado y si no tienes voz, no podrás defenderte. El modo en el que se desarrolla la acción te mantiene entre sus páginas, aunque en ocasiones se hace un pelín pesado; es imaginativa con ciertos puntos negativos que no te impiden disfrutar del conjunto. Ingeniosa, con una pizca de romance, que hace que las horas pasen rápido y por supuesto que te hará reflexionar.  Para aquellos que les guste este género, está recomendada.

“Lo único que necesita el mal para triunfar

 es que los hombres buenos no hagan nada.”

Edmun Burke