Al ser lecturas tan cortas he decidido unir las reseñas de estos dos novelas cortas. Uno de ellos: “Mejillones para cenar” forma parte de la iniciativa de Serendipia Recomienda, siendo un libro propuesto por Lecturas de Undine.
MEJILLONES PARA CENARUna noche, una modélica familia de la Alemania Oriental espera la llegada del padre, el cabeza de familia, que regresa de un viaje de negocios que tiene que suponer para él un ascenso laboral y social. Han preparado mejillones para cenar, su plato preferido, aunque, en realidad, a los demás no les gustan especialmente. Pero pasan las horas y el padre no llega Madre, hijo e hija empiezan a hablar y poco a poco se va gestando una revolución que pondrá en duda el sistema patriarcal al que se hallan sometidos.
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A la autora con esta historia le concedieron el premio Ingeborg Bachmann con el que obtuvo fama internacional. A través de sus 144 páginas seremos testigos de la evolución que se está produciendo en los personajes, mostrándonos lo que realmente piensan y desean. A medida que vamos conociendo sus secretos se va creando tensión con el paso de las horas sin saber qué va a suceder, en especial con los dichosos mejillones. Se va empañando el relato de cierta tristeza, de a poco, como también de a poco se cuecen los mejillones y también surge la rabia en los personajes que te la transmiten a ti.
Trastoca el modo en el que algunas frases o ideas son repetidas como un sonsonete, al principio me repercutió en la lectura pero te llega a gustar ese método para recalcar la importancia de lo dicho.
En muy pocas hojas nos relatan toda una vida de sometimiento. Una verdadera familia que hacen las cosas juntos, en principio perfecta, pero sólo para los demás, de cara para afuera. Una manera curiosa de diseccionar la vida de estas cuatro personas, mostrándonos sus deseos y su forma de ser y de pensar.
La historia nos la relata la hija, desde su punto de vista descubrimos lo que se esconde detrás de la fachada modélica familiar. No hay diálogos, pero no importa, es ameno y rápido. Me ha parecido una buena lectura, entretenida con cierta dosis de tensión y muchas preguntas que se quedan sin responder pero que te dejan con buen sabor de boca.
EL CHICO DE LA ÚLTIMA FILA
Claudio es un estudiante de diecisiete años que se sienta en la última fila. No habla, no participa, no es problemático, no destaca ni por arriba ni por abajo, salvo en Matemáticas. Cada clase se le hace más insoportable hasta que Germán, el profesor de Lengua y Literatura, manda escribir una redacción sobre el último fin de semana. A partir de este momento, Claudio empieza a transformarse en alguien que observa, imagina y escribe la vida de otros en un relato por entregas para un solo lector. Ese relato compartido por el discípulo y el maestro se convierte, poco a poco, en un juego cada vez más peligroso para ellos y para quienes los rodean.
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Esta historia está desarrollada en 132 páginas. Ha tenido suficiente éxito como para ganar un premio, ser reproducido en teatro y cine y formar parte de las lecturas propuestas dentro del programa de fomento de empleo en los institutos.
Durante esta pequeña novela conoceremos al chico de la última fila, el que todo lo ve pero al que nadie mira. Un muchacho que comienza a darse cuenta y a disfrutar de su capacidad para manipular a los demás y promover las cosas para que algo suceda. En verdad, por momentos es escalofriante y no sabes muy bien hacia dónde se dirigirán sus acciones.
Es una lectura rápida, desarrollada tan solo con diálogo. Al principio me desorienté un poco porque yo nunca leo teatro y estuve por dejarlo al perderme con ciertos cambios de escenarios pero me alegro de haberlo terminado.
Se crea una delgada línea entre ficción y realidad, sin saber muy bien si lo que sucede es real o tan solo está en la imaginación de Claudio. El cierre es digno y adecuado con respecto al resto de la trama; Germán define como un buen final aquél: “Necesario e imprevisible. Inevitable y sorprendente” así es este. Una historia rápida, entretenida, diferente. Desde luego que no dejará a nadie indiferente.
Durante esta pequeña novela conoceremos al chico de la última fila, el que todo lo ve pero al que nadie mira. Un muchacho que comienza a darse cuenta y a disfrutar de su capacidad para manipular a los demás y promover las cosas para que algo suceda. En verdad, por momentos es escalofriante y no sabes muy bien hacia dónde se dirigirán sus acciones.
Es una lectura rápida, desarrollada tan solo con diálogo. Al principio me desorienté un poco porque yo nunca leo teatro y estuve por dejarlo al perderme con ciertos cambios de escenarios pero me alegro de haberlo terminado.
Se crea una delgada línea entre ficción y realidad, sin saber muy bien si lo que sucede es real o tan solo está en la imaginación de Claudio. El cierre es digno y adecuado con respecto al resto de la trama; Germán define como un buen final aquél: “Necesario e imprevisible. Inevitable y sorprendente” así es este. Una historia rápida, entretenida, diferente. Desde luego que no dejará a nadie indiferente.
Me la encantado la de El chico de la última fila, tomo nota!
ResponderEliminarBesos.
En principio no me llama mucho la atencion ninguno de los dos.
ResponderEliminarSaludos
¡Holaa! No conocía estas novelas pero tampoco llegan a convencerme del todo, así que los voy a dejar pasar de momento. Gracias por el post, ¡Nos leemos!
ResponderEliminar"Mejillones para cenar" es muy bueno. Como dices, la estructura repetitiva al principio choca, pero luego es imprescindible para darle peso a lo que está contando. El de Juan Mayorga no lo conocía, luego investigo un poco.
ResponderEliminar¡Besote!
Hola, Mejillones para cenar lo leí para el reto Serendipia Recomienda y me gustó muchisimo. El otro no lo conozco. Tomo nota. Besos.
ResponderEliminarEl de "Mejillones para cenar" lo había visto más veces, aunque no sé si me llama. El otro parece extraño y original.
ResponderEliminarUn besazo
Hola, No solo leo:
ResponderEliminarEl segundo me ha picado mucho. Tampoco suelo leer teatro, pero el argumento me ha gustado, así que creo que lo leeré :-) El primero lo dejaré pasar.
Un beso.
Vale, ahora ya sé a qué relato te referías el otro día cuando me dijiste "el de los mejillones", jajaja. De todas formas, de los dos, me llama más el segundo, y eso que no leo teatro, pero se ve entretenido.
ResponderEliminarFeliz finde ;)
Ambos me parecen excelentes, aunque muy distintos. El primero, además, nos lleva a una situación sociopolítica muy concreta en Alemania. De Juan Mayorga solo puedo decir maravillas, todo su teatro me parecen hondísimo pero no pesado. Por cierto, se hizo una película muy buena a partir de esa obra, "En la casa", que recomiendo.
ResponderEliminarHe leído el último y es bastante entretenido :D
ResponderEliminarYour writing style is captivating, and I'm thankful for the enjoyable reading experience.
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